Cualquier producto que caiga en nuestras manos evocará en nosotros una opinión llena de matices y sensaciones que a veces resulta complicado explicar. Evidentemente las opiniones pueden ser muy distintas e incluso contrapuestas según la persona. El dilema viene cuando queremos mejorar el rendimiento de ese producto, es decir, hacerlo más atractivo para su segmento objetivo... en este punto se hace necesario definir una metodología que nos permita ser eficaces (es decir, conseguir el objetivo propuesto) con la mayor eficiencia posible, o dicho de otro modo, sin malgastar recursos.
Java Performance Tunning es un libro básico para programadores de aplicaciones Java en Tiempo Real (se les exige tiempos de respuesta inmediatos). Estas aplicaciones deben pasar por una muy importante etapa de optimización y supervisión antes de poder instalarse definitivamente.
En el libro se enumeran las reglas básicas de la optimización para un programa informático, no obstante vale la pena adaptar estas reglas y utilizarlas en el proceso de mejora de cualquier producto:
- Marcar los objetivos de optimización: resultados de un test de opinión, ventas, cuota de mercado, etc.
- Comprobar si producto actual se encuentra dentro de los límites aceptables, es decir comprobar si cumple los objetivos marcados en el punto 1.
- En caso de no cumplir los objetivos deberemos generar una lista de defectos que pueden ser importantes de cara al no cumplimiento de objetivos.
- Elegir el defecto de la lista que deberíamos "eliminar" para conseguir una mejora más sustancial del producto. El objetivo no es ordenar los factores sinó elegir el más importante.
- Una vez centrados en el defecto a eliminar debemos diseñar el plan de acción implementandolo en el producto. Llegados a este punto podemos volver al punto 2.
Todas estas reglas tratan de concentrar nuestra atención en el aspecto más significativo en cada momento, además considera las interrelaciones que pueden existir entre los distintos problemas.
Por ejemplo, sean tres problemas A, B, C ordenados por importancia, es muy posible que solucionando el problema A y volviendo a analizar la situación lleguemos a la conclusión que B ha perdido importancia por sí solo, siendo C el más urgente de resolver.
Lo mejor de este tipo de metodologías es la tranquilidad que da el saber que los esfuerzos en cada momento se orientan en la dirección más útil.
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